San Martín, Gobernador Intendente de Cuyo

San Martín, Gobernador Intendente de Cuyo

Marcelo Marchese (Pintura-ilustración). Memorial de la Bandera

En mil ochocientos catorce San Martín, en buenos términos, le hizo conocer al Director Posadas su deseo de obtener la gobernación de Cuyo, que había sido creada el año anterior y con asiento en la ciudad de Mendoza. Fue nombrado para ese cargo el 10 de agosto.

El 7 de septiembre llegó a nuestra provincia el Héroe de Arjonilla y Bailén. La recepción que le ofrecieron los mendocinos -dice el memorialista Damián Hudson- “fue festejada con las más vivas demostraciones de adhesión y de amor a su persona”, y “desde entonces jamás disminuyó un solo día la casi idolatría que tuvo Mendoza por el general San Martín que, a su vez, correspondió con una especial predilección constantemente recordada a lo largo de toda su vida”.

Fueron decisivos los trabajos realizados por San Martín en el gobierno y administración de Cuyo, donde forjó la independencia de tres naciones. Desempeñó todas las funciones de gobierno: fue poder ejecutivo, legislador, juez, edil y jefe militar; además, diplomático y político.

Fuente:  Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes (2014)

Introducción


La Revolución Francesa había sacudido al Antiguo Régimen hasta sus cimientos. Los revolucionarios surgidos de una sociedad con fuertes jerarquías sociales y privilegios de nacimiento, comenzaban a proclamar los ideales de una nueva filosofía, en cuyo centro se ubicaba la consigna surgida de la toma de la Bastilla: “Libertad, Igualdad, Fraternidad”.

España se veía amenazada por estas nuevas ideas políticas, al  mismo tiempo que era asediada desde el punto de vista militar: los ejércitos napoleónicos ocupaban la totalidad de la Península Ibérica; el rey Carlos IV y su hijo Fernando VII eran desplazados y el hermano de Napoleón, José I nombrado rey de España.

Los acontecimientos europeos eran favorables al ideal de libertad para las colonias americanas. Sus clases dirigentes sabían que tenían una gran oportunidad que no podían perder. Desde Venezuela, Buenos Aires, el Alto Perú, Chile y otros Reinos, se empezaba a escribir la historia de la independencia y el nacimiento de las nuevas repúblicas.

Los gobiernos de Venezuela, Nueva Granada y Río de La Plata ya en 1811 se han volcado con firmeza por un gobierno independiente.

El tiempo parece avanzar decididamente hacia adelante. Sin embargo, tras el desastre de Napoleón en Rusia, su estrella se va apagando. Es el amanecer de España, que logra expulsar a los franceses de su tierra, donde el Rey Fernando VII regresa al trono con la resuelta decisión de reprimir los movimientos revolucionarios de América. Para desarrollar este plan, Lima se ofrece como el escenario perfecto. La ciudad de los Reyes, principal capital de España en América del Sur, se había mantenido firme junto a la Corona, y tal lealtad la hacía estratégica como base de operaciones de Fernando VII para aplastar a los insurrectos.

Los proyectos del monarca español comenzaron a avanzar con éxito. El virrey del Perú envió un fuerte ejército a Chile; derrotó a los patriotas en la batalla de Rancagua y recuperó así el control de Santiago. Esta victoria reafirma las intenciones realistas y abre el camino para pensar la forma de recuperar las provincias unidas del Río de la Plata.

La caída de Chile demostró que la única forma de asegurar la independencia de América era con la conquista del Perú. Así lo entiende José de San Martín y por ello elabora un ambicioso plan que tendría como base de operaciones a la antigua provincia de Cuyo.

San Martín gobernador de Mendoza


San Martín asume como gobernador de Cuyo en 1814. Poco tiempo después llegan a Mendoza los patriotas chilenos derrotados en Rancagua. A una ciudad de 10.000 habitantes llegan 3.000 emigrados. Entre ellos Bernardo de O’Higgins y los hermanos Carrera. San Martín simpatiza con el primero de ellos y cuando se manifiesta una disidencia entre los Carrera y O`Higgins, el gobernador de Cuyo ordena que los Carrera vayan hacia Buenos Aires.

A mediados de 1815, la Junta de Observación, heredera de la Junta Grande, sanciona el Estatuto Provisorio que debía regir a las Provincias Unidas y a mediados de año se realizó la elección de los diputados que debían concurrir al Congreso General convocado en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Don Tomás Godoy Cruz y Don Juan Agustín Maza serían los representantes por Mendoza, de acuerdo al resultado de las elecciones y la influencia de San Martín.

A fines de julio de 1816 llegó la circular de Narciso Laprida, presidente del Soberano Congreso de Tucumán, notificando la declaración de la Independencia. Ya era la hora de San Martín y el Ejército de los Andes. Es por ello que el general solicita el relevo de su cargo de gobernador, como premio a sus esfuerzos, para dedicarse a la organización de ese grupo de hombres unidos en armas y bajo el mismo desafío: la libertad americana.

Antonio González Moreno (óleo) San Martín Gobernador de Cuyo
Antonio González Moreno (óleo) San Martín Gobernador de Cuyo

El Cabildo de Mendoza cede a San Martín y a su hija, 200 cuadras de terreno en Barriales, mientras es nombrado su sucesor al frente del Gobierno de Cuyo: el general don Toribio de Luzuriaga, un eficaz colaborador de la empresa sanmartiniana, quien asume el cargo el 24 de setiembre de 1816. Hacia fines de 1820 con el desmembramiento de Cuyo y la proclamación de San Juan y San Luis como provincias independientes, Luzuriaga resuelve poner fin a su gobierno.

Una economía de guerra


No hay campaña militar que pueda realizarse sin los recursos indispensables para cumplirla con éxito. La economía cuyana no hacía presumir que tales recursos pudieran obtenerse. Por ello, al asumir su cargo en nuestra ciudad, San Martín preparó el terreno en todos los sentidos, adecuándolo al esfuerzo que se aproximaba, y a la gloria que parecía más un espejismo del vasto desierto.

Sus medidas debían ser lo suficientemente elásticas como para responder a las cambiantes condiciones políticas y militares, pero basadas en las reales condiciones imperantes en el comercio, la industria y la producción mendocina de aquellos años, seriamente perjudicadas por la reconquista realista del vecino Chile.

La guerra debía comenzar antes en la economía, y la primera batalla consistía en aumentar los recursos y disminuir los gastos; se trataba de un plan financiero de difícil implementación por la situación imperante. Para esto, estableció contribuciones especiales, regularizó impuestos y fijó gravámenes para el sostén del ejército, en un delicado equilibrio que marcó la más severa imposición sin destruir los recursos productivos y a su vez conformando fondos de reservas a los cuales recurrir cuando la situación así lo demandara. Medidas y requerimientos que debían lograr sus objetivos sin provocar descontento ni oposición. Con firmeza, el futuro libertador buscó el difícil equilibrio, pero hombre hecho al fin para sortear dificultades, encontraría un justo término y la respuesta favorable de sus gobernados.

Las mejoras económicas


Guillermo Roux (Óleo, 2000) . Donado por el autor al INS
Guillermo Roux (Óleo, 2000) . Donado por el autor al INS

Luego llegaría el momento del estratega militar, mientras tanto se imponía en San Martín el estratega político y económico. Desde septiembre de 1814, Mendoza es testigo de una notable acción de gobierno plena de logros e innovaciones. La activación económica lo llevó a estimular la producción en general. Con ampliación de los canales de riego y su saneamiento extendió las áreas cultivables, y con el cateo de minas de cobre y plomo, logró promover la minería mendocina.

Prosperaron durante su gobierno las industrias de curtidos, tejidos y talabartería. También lo hicieron los ramos de herrería y la preparación artesanal de sencillos productos alimenticios que abastecieron tanto al ejército como a la población civil.

Numerosos bandos se dejaron leer en las esquinas habituales para atender al progreso de la ciudad. San Martín no descuidó la ciudad, exhortó a los vecinos a blanquear los frentes de las viviendas, limpiar la extensión de la Alameda, y colaborar en el equipamiento del ejército. El orden que puso en la actividad de las pulperías, las disposiciones contra el juego, y la regulación del tránsito con la prohibición de galopar en las calles, redundaron en la seguridad de sus habitantes; También la Salud preocupaba al general, y se ocupaba como hombre de acción que era. Con la creación de dispensarios, la implementación de una verdadera campaña de vacunación antivariólica y la lucha contra la hidrofobia, mejoró la calidad de la salud pública. La creación de nuevas postas de correo en Mendoza y en San Juan dio un nuevo impulso a las comunicaciones, estableciendo una ruta directa al norte argentino, evitando el largo rodeo que imponían los extensos caminos por Córdoba.

Encaminadas sus tareas gubernamentales, San Martín fue dedicando más tiempo a la formación del ejército. Sobre la base de las tropas existentes en Cuyo más el aporte de los auxiliares de Chile, comandados por Juan Gregorio Las Heras, fue desarrollando la maquinaria bélica destinada a libertar medio continente.

Con respecto al área militar, introdujo tácticas napoleónicas y preparó especialmente a los hombres llegados de diferentes puntos del país, engrosados por las levas de esclavos y ciudadanos de la región.

La formación de este ejército de excelencia, requería un lugar adecuado en las cercanías de la ciudad, búsqueda que concluiría en el paraje El Plumerillo, a más de una legua al noreste de la ciudad, donde nacería el campo de instrucción y escuela de las tropas sanmartinianas. Allí, en las barracas delineadas por el sargento mayor Alvarez Condarco del cuerpo de ingenieros, los noveles reclutas se transformarían en aguerridos soldados bajo la atenta mirada de San Martín, quien en más de una oportunidad tomaría personalmente a su cargo el entrenamiento de los hombres.

Los oficiales completaban su formación con clases teóricas en las que recibían instrucción en tácticas y estrategias europeas que muchos de ellos sabrían aplicar en la Campaña y en guerras posteriores.

Más allá de las discusiones acerca de la ubicación del Campo de Instrucción, que ha concitado el interés de los historiadores, el actual emplazamiento del Campo del Plumerillo, el mismo Cristo Redentor y las distintas rutas sanmartinianas de la Provincia, se constituyen en perdurables e inequívocos testigos que revelan a quien los recorre, las enormes dificultades que debieron ser salvadas por el genio militar del general San Martín para convertir su sueño de independencia sudamericana en una realidad tan cierta y tangible, como arduo y complejo el modo de alcanzarla.


Los presentes  textos son un extracto de:
“Mendoza a través de su historia”, Roig, Arturo; Lacoste, Pablo y Satlari, María Cristina, compiladores. Mendoza, 2004, Caviar Blue.
“Mendoza: Economía y Cultura”, Roig, Arturo; Lacoste, Pablo y Satlari, María Cristina, compiladores. Mendoza, 2004, Caviar Blue.
Copyright Editorial Caviar Blue
Mendoza. Crónica de Nuestra Identidad (2004). Dirección General de Escuelas. Gobierno de Mendoza. Entidad responsable de la publicación: Universidad Nacional de Cuyo. Centro de Información y Comunicación.

Obras de San Martín en Mendoza
Fuente del texto: Memorial de la Bandera del Ejército de los Andes (2014)

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