18 de Abril «Aniversario de Creación del Departamento de Rivadavia»
Un buen pretexto para revisar las memorias de la localía
La conmemoración y festejo del 133° aniversario de Rivadavia es otro buen motivo para revisar un momento histórico desde nuestra memoria local y poder generar algunas interpretaciones que cubren un espacio político y cultural más amplio.
Durante años se privilegió analizar las grandes corrientes macro-sociales como el único modo de abordaje del estudio de los procesos históricos y sociales de una nación. Ese modo parecía ser el único camino para pensar y enseñar lo que nos pasó, y lo que hicimos con eso que nos pasó. La evolución del Estado, las guerras independentistas, las determinaciones políticas de las élites encumbradas, la economía portuaria. Parecía que solamente las clases sociales urbanas y la conmemoración de sus gestas, fueron el excluyente móvil que explicaba el devenir de un país. La mayoría de las corrientes de la Historia, Economía, Sociología y Ciencia Política privilegian este tipo de análisis, pues consideran lo concreto (micro) como simplemente anecdótico o residual, carente de interés explicativo. Por ende, las pequeñas historias se perdían en el relato totalizante y eran devoradas por las conclusiones generales de «la gran enciclopedia». No estamos de acuerdo. Un aniversario de un pueblo, que por ese entonces tenía 3. 000 habitantes, también puede explicar desde su fuente, lo que sucedía en la dimensión internacional, nacional y provincial. Y más aún, infiriendo situaciones, aún a riesgo de ser antojadizas, ese ejercicio histórico sigue convirtiéndose en un buen pretexto didáctico para articular el presente con sucesos de pasado y proyectar escenarios futuros.
Rivadavia «Canta al País». El sueño del «departamento» propio
«Se halla pendiente de la consideración de V.H. Cámara Legislativa un proyecto de Ley, enviado con mensaje del 22 de setiembre último (1883), referente a la creación de un nuevo departamento con el nombre de San Isidro, en parte de terrenos que han pertenecido a los de San Martín y Junín».
Así fue como meses después se concretó el anhelado propósito de establecer una administración comunal independiente, arrancando la nueva etapa que definió a Rivadavia (dejando atrás la histórica denominación de San Isidro) como departamento.
«Con parte de las poblaciones de San Martín y de Junín se constituirá un nuevo Departamento que se llamará RIVADAVIA». Esta fue la forma con que comenzaba el Artículo 3º de la Ley Provincial, que con fecha 18 de abril de 1884, daba lectura el secretario legislativo Félix Suárez al resto de la Cámara de Mendoza.
El primer escalón administrativo y formal estaba dado. Nacía entonces Rivadavia. Y salvo una presentación posterior de Melitón González, diputado por Junín, sobre la precisión de límites del actual distrito de Medrano, no existieron demasiadas objeciones puntuales en cuanto a las cuestiones burocráticamente y formales.
La iniciativa, varias veces postergada, ya venía precedida de una clara «voluntad política» emanada desde el mismo ejecutivo provincial, por lo cual los legisladores adeptos no repararon demasiado en la creación del nuevo departamento.
El nombre de la discordia: Rivadavia
En realidad, la única objeción que se planteó fue el 17 de abril, un día antes de la definitiva consagración como departamento independiente, y correspondió a una iniciativa del diputado Pedro Serpes quien solicitó modificar el nombre que provenía de tiempos coloniales.
«Los pueblos jóvenes como el nuestro, deben perpetuarse en el tiempo con los nombres de nuestras figuras ilustres, que con su servicio han marcado los destinos de la patria (…)»; sostenía ante la cámara el legislador en su iniciativa. «Además, el nombre de San Isidro figura ya demasiado en los almanaques de la cristiandad y lo mismo en sus devociones». «(…. ) Propongo para el nuevo departamento, el nombre de Rivadavia, un gran genio constructor y primer presidente argentino»; dirá Pedro Serpes, concluyendo su intervención en la legislatura.
La propuesta de Serpes de imponer el nombre de Rivadavia no recibió ninguna oposición legislativa, siendo votada unánimemente, ante el beneplácito de Tiburcio Benegas (Presidente de la cámara) y del Gobernador Ortega.
El motivo de la actitud Serpes en medio del contexto nacional
En la «actitud» Serpes, impulsor del cambio de nombre del departamento, se reflejaban algunas notas ideológicas de ese momento político, pudiendo sintetizarse en:
1. Bernardino Rivadavia era uno los abanderados del ideario liberal. Fue el primer presidente constitucional en 1826.
2. Dicho ideario liberal de los ‘80, tenía entre sus «próceres» a los representantes de una generación unitaria que izaba la bandera del liberalismo económico, el laicismo, el metódico progreso positivista, el porteñismo cultural, la «hispanofobia» y el republicanismo ilustrado.
3. La puja política en el país por aquellos años giraba con mucha virulencia sobre dos posiciones claramente enfrentadas entre «liberales» y «católicos». Este fue indudablemente el hecho que generó la actitud de Serpes, un liberal ilustrado, que no hacía más que ser coherente con su concepción laicista.
4. Indudablemente los enfrentamientos entre «católicos» y «liberales» provenían de larga data, pero tienen un punto álgido con motivo de realizarse el 1º Congreso Pedagógico de 1882, que devino en la Ley 1420 del 1884, en donde la Iglesia se sintió fuertemente afectada. La creación del Departamento de Rivadavia se produjo en medio de ese virulento debate legislativo nacional, pues en menos de tres meses (8 de julio de 1884) será sancionada la transformadora ley educativa antes mencionada.
5. En paralelo y muy relevante, en la decisión puntual de la creación departamental había además una cuestión pragmática: más departamentos implicaba más diputados y nuevos subdelegados (hoy intendentes, y por ese tiempo electos por el gobernador directamente) lo que acrecentaba la base política territorial del sector gobernante.
Nuevos round en Rivadavia
Mientras tanto, el Obispado Diocesano de Cuyo se opondrá enérgicamente al cambio de nombre, y el párroco de “«San Isidro», el cura Francisco Lencioni, hasta llegará a solicitar «la excomunión del hereje Serpes». Pero el supuesto ataque contra la tradición local volverá a tener un nuevo round, varios años después, cuando en 1906 con motivo del fallecimiento del Bartolomé Mitre, los «municipales» (concejales de hoy) Abelardo Álvarez y Joaquín Escayola propongan como homenaje al ex – presidente, cambiar el nombre de Calle San Isidro por el de Avenida Bartolomé Mitre. Tal moción contará con el fuerte rechazo de los municipales Peregrino Román y Diógenes Recuero (el futuro difunto que pasará a la inmortalidad como el «ánima parada», base de una popular leyenda mendocino). La lucha contra «la corpo».
También existió un hecho saliente para la historia fundacional del departamento que crispó los ánimos y revivió las disputas entre los distintos sectores. Fue la realización de la primera elección departamental de «municipales» apenas nacido el nuevo departamento. En esas primeras elecciones de concejales electos fueron: Bernardino Vicuña Prado, Belisario Gil, el cura Pedro Pascual Olguín, Ricardo Galigniana y, a la postre expulsado, Felipe Calle, circunstancia disparadora del conflicto.
El hecho alcanzó una gran efervescencia, con actos de apoyo a Felipe Calle, solicitadas públicas y una enorme difusión mediática, ocupando durante mucho tiempo la agenda política de Cuyo. Recordemos que por ese momento el gobierno provincial tenía un adversario de temer: «Los Andes», el reciente diario mendocino fundado y dirigido por el «grupo» Calle en 1883, y abiertos opositores del Gobernador Ortega y de su Ministro Manuel Bermejo, como también del Presidente de la Cámara, Tiburcio Benegas.
La postura política del «intendente» rivadaviense Guillermo Cano (padre de quien, con el mismo nombre, será gobernador en 1935), ferviente adherente de Rufino Ortega, se enfrentará indefectiblemente con el aislado opositor rivadaviense Felipe Calle.
Es obvio considerar entonces, que sin partidos estructurados, con un sistema electoral «calificado», una cámara adepta y todos los Subdelegados (intendentes) respondiéndole ciegamente, el único opositor fuerte del gobierno, no podrá ser otro que un medio de comunicación. La «interna» mendocina se trasladó a Rivadavia y las fuertes presiones encabezadas por el Subdelegado Cano, hicieron que Calle no pudiera asumir, siendo reemplazado por José María Lobos. Sintetizando, se constituyó el primer Concejo Municipal del reciente departamento el 5 de junio del mismo año bajo la modalidad de «voto cantado» ante la asamblea presidida por Guillermo Cano y frente al atrio de la Iglesia «San Isidro Labrador».
Concluyendo, pero hasta ahí
En realidad, había que ser liberal y laicista, pero tampoco tanto. En fin; estamos en Mendoza. Y en eso tampoco, los pueblos de 1.000 habitantes, son tan distintos a las naciones que tienen millones.
¿Y el cumpleaños de Santa Rosa?
Y con afán de parecer contradictorio, como modo de sana provocación pedagógica, diremos que ese día: 18 de abril de 1884 y por la misma ley provincial, también nació el Departamento de Santa Rosa ..… ¡Si!. Con el nombre de Santa Rosa. ¿Pero entonces? Entonces, lo que decíamos en el párrafo anterior.
La puja laicista contra los defensores de la tradición católica había comenzado hace un tiempo y seguirá por esos días del siglo XIX. El primer departamento que había cambiado su nombre religioso fue «San Miguel» sustituido por «Las Heras» en 1871 bajo el gobierno de Nicolás Villanueva. Pero la cosa continuara a finales del ’80: «Nuestra Señora del Rosario» se modificó por «Tulumaya», y luego por «Lavalle»; «San Rafael» por «25 de Mayo»; «San Carlos» por «9 de Julio»; «San Vicente» por «Belgrano» y «Santa Rosa» por «Chacabuco». Esto se mantuvo hasta 1893, cuando por Ley N° 265 se restituyeron los nombres de Santa Rosa, San Rafael y San Carlos. Por esa época la coyuntura política mendocina había cambiado, la política nacional agregaba nuevos actores de la mano de un nuevo movimiento nacional: el radicalismo y las locales urgencias también fueron otras.
Bonus Track
Como una especie de bonus track diremos que la ley de aguas de ese mismo año ’84 beneficio considerablemente a Mendoza, y muy directamente al Este mendocino, donde Ortega, Benegas (su sucesor en el gobierno), Bermejo y compañía habían comprado muchas hectáreas por esos años, y que una vez que dejaron el gobierno provincial pasaron a ocupar espacios de poder y cargos públicos en esos departamentos creados (ellos o familiares directos), donde estaban sus flamantes propiedades recientemente adquiridas.