La EAV 5-007 Julián Aguirre de Godoy Cruz comparte su experiencia a través del Ensamble Orquestal

EAV Julián Aguirre_ensambleEn pandemia, la música no deja de sonar en el Ensamble Musical de la escuela Artística Vocacional 5-007 Julián Aguirre, de Godoy Cruz.

La labor de los artistas, cualquiera sea la disciplina en la que se desempeñan profesionalmente, no se ve a simple vista, cuando se habla de servicios esenciales, pero es crucial para que las personas alimenten su espíritu.

Y como notamos que, en este momento tan particular que estamos atravesando en nuestra sociedad, hay hambre de música, de pintura, de escultura, de teatro, de danzas, etc., es que, desde las EAV ofrecemos un banquete. Con clases digitales para contener y acompañar a nuestros estudiantes, muestras y conciertos virtuales.

Directores y maestros de las EAV, dependientes de la Dirección General de Escuelas, resignifican el arte y siguen trabajando desde casa. Al iniciar el aislamiento y dejar la presencialidad de la enseñanza del arte de lado, los profesores y estudiantes, han seguido generando espacios de formación específica en arte a la distancia, en estos últimos meses, porque para los niños, adolescentes, jóvenes y adultos que eligen nuestras Escuelas, ésta es una instancia de crecimiento, que va más allá del aprendizaje, estamos aprendiendo a aprender. Sin embargo, en este tiempo de incertidumbre, los músicos que integran el ensamble decidieron continuar activos desde sus hogares.

El trabajo orquestal no siempre es compatible con las redes. Se pueden tocar juntos algunas obras, pero requiere de una coordinación particular, que no refleja para nada la realidad, por cuestiones de balance de instrumentos y matices.

Por otro lado, la sincronía que se vive y logra, teniendo a los diferentes sonidos cerca en la misma sala, con su debida acústica, es imposible lograrla frente de una cámara. Ni hablar del director, que no puede transmitir su sentir interpretativo, como lo hace en vivo. Es sumamente complejo ensayar utilizando los medios tecnológicos, ya que la calidad de sonido no es buena y siempre hay un cierto delay que juega en contra de la parte rítmica.

En la experiencia que compartimos, desde el ensamble orquestal, nuestros estudiantes han aprendido a desarrollar la personalidad, empatía y a convivir con otros, además de las habilidades que requiere tocar un instrumento. Desde el disfrute, muchos de ellos expresar sus alegrías, miedos, logros y esperanzas.

Seguramente cuando podamos brindar un nuevo concierto, después de este mundial “compás de espera”, nuestros estudiantes volverán a reencontrarse como siempre, con entusiasmo, alegría y emoción.

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Fuente: Coordinación de Educación Artística


 

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