Estudiantes y docentes de la escuela Ernesto Pérez Cuesta avanzan en cambios pedagógicos desde el 2023, con el fin de modificar el paradigma educativo a partir de proyectos que permitan avanzar con un nuevo modelo didáctico pedagógico hacia una educación de calidad.
La escuela 4-155 Ernesto Pérez Cuesta, ubicada en el departamento de Guaymallén, bajo la dirección de Laura Cogni, avanza en la implementación de cambios pedagógicos. Desde 2023 asume el desafío de modificar sustancialmente el paradigma educativo. Comienza a repensar la educación desde y para los intereses de los y las estudiantes. Pone en prioridad los ABJ (Aprendizaje basados en el Juego) y, a través de un convenio con Microsoft (Alerta-Brasil) inicia un nuevo modelo didáctico-pedagógico: el proyecto Minecraft a cargo de Ivana Morelatto, a partir de esta iniciativa se trabajan las siguientes capacidades: trabajo en equipo, construcción de mundos a partir del aporte de todos los espacios educativos transversalmente y una mirada lúdica con aprendizajes significativos en todas las asignaturas.
En este sentido, tanto docentes como estudiantes tuvieron que repensar el espacio áulico y comenzar un camino, desandar lo vivido y atravesar una perspectiva nueva para aprender. Ya no sería un aprendizaje sectorizado, sería un aprendizaje puesto al servicio de la necesidad de conocer el mundo y sus propias realidades. Ya no serían evaluaciones tradicionales, sino evaluaciones a partir de otras miradas: trabajo en equipo, respeto por las capacidades individuales y colectivas y alcanzar objetivos conjuntos.
En esta oportunidad, las seis divisiones con sus 32 estudiantes se dividieron en grupos de seis integrantes y comenzaron a construir seis ciudades importantes de América con diferentes problemáticas ambientales: Nueva York, California, México, Lima, San Pablo y Buenos Aires. Los logros fueron alcanzados por toda la comunidad: los alumnos pudieron promover a segundo año, los profesores cambiaron sus prácticas áulicas y la escuela avanzó en una experiencia vital de cambio pedagógico poniendo en evidencia que hay un camino del conocimiento real y diferente donde los estudiantes aplican los saberes de modo que les permite vivenciar otras experiencias y descubrir las potencialidades que tienen como gestores de sus propios procesos educativos.
De esta manera, los estudiantes llegaron al 2024 y el desafío se volvía a plantear. Habían empezado un trabajo en equipo. Por eso, se observa la realidad de la escuela y el primer problema que se presentó fue el ambiente pedagógico, transformar la escuela como edificio, como espacio, en un lugar agradable para que también el cambio de paradigma estuviera acompañado de un modelo espacial. De esto surgió “Ecoescuela”, un nuevo ABP (Aprendizaje Basado en Proyecto) a cargo de Alejandra Mateo que, aprovechando las capacidades desarrolladas en primer año se implementó otro camino diferente de aprendizaje con la propuesta de incorporar en la institución espacios verdes, jardines colgantes, verticales, huertas orgánicas, hidropónicas. Así como en primer año, los estudiantes jugaron en las computadoras, hoy, juegan al aire libre y empiezan a planificar un espacio de trabajo colaborativo en conjunción con la tierra y con el medio ambiente.
Siguiendo el mismo modelo de trabajo grupal y la transversalidad en las áreas, todos empezaron a soñar una escuela verde y de colores, para que cada uno pueda sentirse en un espacio cálido y agradable al alma. La escuela piensa también en las familias de los estudiantes y la idea trasciende, avanza a las familias para que puedan empezar con proyectos conjuntos de huertas, jardines y embellecimiento de sus hogares bajo el lema “Lo que sucede en la escuela Ernesto Pérez Cuesta sucede en la Familia, todos tenemos derecho a una vida saludable, un medio ambiente digno”. Esto lleva a pensar el rol fundamental que cumple la escuela en formar estudiantes que sean portadores y difusores de los saberes adquiridos en el ámbito escolar y pensar en una escuela donde la comunidad sea parte de los cambios pedagógicos y de experiencias en la que todos los actores sean parte, la comunidad educativa estudiantes y familias, como base fundamental con la mirada proyectada en una educación de calidad.
Fuente: Prensa DGE