Desde que doy Literatura (estamos hablando del siglo pasado) vengo escuchando la frase “Los chicos no leen, los chicos no leen”. Más que un diagnóstico parece un estigma.Hace un par de años cayó en mis manos una novela que devoré en menos de una semana, El curioso incidente del perro a medianoche de Mark Haddon. ¡Es buenísima!
Entonces pensé que podría dársela a los estudiantes de 4º año y contarles mi experiencia. “Se las doy porque no pude parar de leerla, cuéntenme cómo les va a ustedes. Quiero saber si los adolescentes no leen como dice todo el mundo”, les dije. Uno de ellos me contestó “Mi papá me jode con que no leo, pero él no lee ni los carteles de las calles…”
Fue entonces que se me ocurrió que todos leyéramos la novela, padres e hijos, y que nos juntáramos una tarde a charlar sobre ella. Se prendieron en seguida.
Les mandé una nota a cada padre explicándoles la idea y les pedí que me la devolvieran firmada contestando si estaban de acuerdo con ella. Todos me respondieron que sí y que la experiencia les encantaba.
Después pensé que debía invitar a los otros profes de Lengua y, como era de un autor británico, a las profes de Inglés. Cuando se lo comenté a los chicos, ellos mismos me sugirieron otros profes con los que se llevaban bien, como el de Matemáticas. “Bueno —les dije— pero a ese convénzalo ustedes”. Al final invitamos a todos los profesores. Como tenía que pedir el SUM para la mateada, también el director cayó en la invitación.
Nos tomamos un mes para leer. El proceso de lectura estuvo muy bueno, porque las clases se basaron en los comentarios que hacían padres e hijos acerca de lo que iban leyendo, e incluso sobre lo que los chicos comentaban con otros docentes. “Che —me dijo el profe de Matemática—, tus alumnos me toman lección del libro todas las clases. Buena ocurrencia la tuya”. En conclusión, un viernes nos juntamos con mate, gaseosas, galletitas y El curioso incidente. Fuimos más de 90 y hablamos por tres horas sobre lo que habíamos leído. Desde luego fue una tarde extraordinaria desde todo punto de vista. Algo que me sorprendió fue la cantidad de cosas que se dijeron y que yo no había visto. ¡Cuánto aprendí acerca del arte de leer!
Fue mucho lo que me dejó esta experiencia pero en este momento quisiera destacar que haber compartido de este modo fue un gran impulso para seguir adelante con mi tarea docente.