Puente Picheuta y Polvaredas
A 25 kilómetros de Uspallata, sobre el arroyo Picheuta y poco antes de llegar al fortín, está el puente de igual nombre construido en la
A 25 kilómetros de Uspallata, sobre el arroyo Picheuta y poco antes de llegar al fortín, está el puente de igual nombre construido en la
En la estancia de Canota, el 18 de enero de 1817, a las 22.30, después de doce horas de marcha, se cumplió la primera etapa de la División de Vanguardia del Ejército Libertador mandada por el General Las Heras en su ruta hacia Chile.
El Fuerte de San Carlos se levantaba a unos 199 Km. de la ciudad de Mendoza. Hacia el año 1770, en Cabildo Abierto, el pueblo de Mendoza decidió construir un fuerte en el lugar denominado La Isla, para organizar de ese modo, la defensa contra las tribus del sur que con sus continuas invasiones devastaban la región. La fundación estuvo a cargo del Maestre de Campo Juan Martínez de Rozas, quien además trazó el plano y dirigió la guarnición instalada allí. El nombre se le puso en homenaje al entonces rey de España Carlos III.
Después del sorpresivo ataque de Picheuta, el coronel Las Heras ordenó la persecución de los españoles por una partida al mando del mayor Martínez. El 25 de enero se libró la acción que fue exitosa para las armas patriotas y que se conoce con el nombre de combate de Potrerillos.
José Antonio Álvarez de Condarco era el jefe del polvorín en el campamento del Plumerillo donde se preparaba el Ejército de Los Andes. Tenía una memoria prodigiosa. San Martín le envía a Chile, con el encargo aparente de llevar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont ya que lo real era que la gran memoria visual de Álvarez Condarco retuviera los accidentes de la cordillera, para marcar luego el camino del ejército. Y así fue.
La primera banda del Ejército de los Andes nació gracias al patriotismo de un mendocino: don Rafael Vargas. En su hacienda, contaba con una famosa banda de música, integrada por negros libertas de sus antiguos dominios. Estos habían sido elegidos entre muchos por sus aptitudes musicales. El terrateniente los envió a Buenos Aires para que se formaran como músicos. Cuando adquirieron la preparación necesaria, regresaron a Mendoza, uniformados y con instrumentos nuevos.