Con el lema “Si todos ayudamos podemos cambiar el mundo” la brigada solidaria de la institución secundaria de Junín llevó adelante diferentes acciones para reflexionar sobre el medio ambiente y su contaminación.
Motivados por la necesidad de concientizar sobre el problema ambiental actual, los alumnos de 5º año y los docentes de la escuela Nº 4-208 “Francisco Javier Domínguez”, de Junín, realizaron talleres destinados a sus compañeros de cursos menores.
El primer objetivo fue que los chicos conocieran y reconocieran la necesidad de hacer algo para transformar esta realidad compleja. Luego, los alumnos comenzaron a pensar en cómo abordar al resto de la comunidad educativa, conformada por los miembros de la institución y los vecinos del barrio.
Para ello, se diseñaron folletos para difundir la problemática y las formas de revertirla, y, posteriormente, pensaron en una revista, ya que la escuela nunca editó una. La diseñaron, buscaron un nombre (“La Nueva”), porque así era conocida nuestra escuela en sus inicios. Seleccionaron la temática y recurrieron a los profesores de diseño para encontrar el formato apropiado.
No satisfechos, quisieron ir más allá y hacer acciones concretas que unieran lo ambiental con lo solidario, y elaboraron un logo y un eslogan para este proyecto: “Si todos ayudamos podemos cambiar el mundo”. Los chicos, además, realizaron los folletos y los repartieron entre los vecinos explicando la iniciativa y concientizando a la comunidad de la escuela. Se llevaron a cabo talleres con las profesoras de Ciencias Naturales y de Tecnología, en ellos aprendieron a reciclar y decidieron llevar ese conocimiento a las escuelas primarias con las que el establecimiento secundario articula.
Se cultivaron plantas autóctonas con la creación de un pequeño vivero para replantar en un espacio público que el Municipio de Junín designó para recreación de vecinos y alumnos. Utilizaron botellas, latas para hacer masetas y pintarlas (para colocar las plantas autóctonas).
De manera paralela, surgió la necesidad de compartir el conocimiento y el servicio a los demás y, para ello, investigaron qué instituciones no tenían suficientes y requerían de nuestro trabajo. Encontraron que los alumnos de la escuela primaria especial de Junín (para chicos con diferentes capacidades) necesitaban instrumentos musicales. Así construyeron con ellos instrumentos musicales con materiales reciclables y pretenden llevarles el coro la escuela.
También están gestionando el armado de una biblioteca y la donación de cuentos infantiles. Además, dentro de la comunidad educativa de la escuela “Francisco Domínguez” se encuentra un asilo de ancianos, a quienes se les llevó porta macetas reciclados y plantas que los chicos trasplantaron, además de música interpretada por la profesora de este Espacio Curricular y sus alumnos. Compartieron con ellos un momento de alegría y de mutuo aprendizaje.
Para eliminar las bolsas plásticas construyeron bolsas pequeñas de residuos (para autos) con tela vegetal con las profesoras de Matemática y de Tecnología, y las pintaron con la profesora de Artes Visuales. Con la ayuda de varias mamás se hicieron bolsas de compras que también fueron pintadas por los chicos en ese Espacio y repartidas entre los vecinos.
Este proyecto aún se encuentra en pleno curso, pero quedan todas las acciones de la segunda etapa ya que no tiene como objeto sólo asistir a las instituciones destinatarias de las acciones de servicio sino, también, sostener en el tiempo el espíritu solidario a fin de brindar respuestas a las necesidades que se plantean, y de construir una red solidaria entre todas las instituciones que surgen de la interrelación establecida entre los estudiantes y la comunidad.
Nuevas Acciones
Con las escuelas primarias surgió la idea de hacer cartucheras y porta macetas en forma conjunta para donar al asilo o a otras instituciones. Además, con la escuela especial surgió la idea de hacer más instrumentos en conjunto y donarlos a otras escuelas que lo necesiten. Con los abuelos surgió la idea de tejer y hacer cuadraditos para confeccionar colchas (o bufandas) y donarlas.
Fuente: Prensa DGE