Laura Núñez, una mujer de 62 años, inicia sus estudios en General Alvear para cumplir su mayor anhelo: leer la Biblia.
En un rincón de La Marzolina, una pequeña localidad del distrito Colonia Alvear Oeste, Graciela Laura Núñez, de 62 años, ha comenzado un viaje que había postergado durante toda su vida: aprender a leer y escribir. Laura, quien nunca tuvo la oportunidad de asistir a la escuela durante su niñez, decidió en diciembre pasado inscribirse en el Centro de Educación Básica para Jóvenes y Adultos (CEBJA) 3-068 Goico, con el objetivo de cumplir un sueño profundamente arraigado.
“Quiero poder leer la Biblia, eso es lo que más deseo”, confiesa Laura, emocionada por la oportunidad que finalmente se le presenta. Desde su casa en el barrio de la Santa Cruz, ubicada a 500 metros de la escuela Juan XXIII, Laura ha emprendido este nuevo desafío con una mezcla de ansiedad y alegría.
Su infancia estuvo marcada por el trabajo desde temprana edad, una realidad que contrasta con la educación que sí recibieron sus hermanos. “A la escuela no me mandaron nunca. A mi hermano sí, al mayor le ponían una maestra, pero a mí no, a mí me mandaron derechito, de cabeza a trabajar, desde los seis años”, recuerda con cierta melancolía.
La falta de educación formal ha sido una carga que Laura ha llevado durante años, sintiéndose avergonzada y limitada en su vida cotidiana. “El no saber leer me daba apuro, me daba vergüenza. Y a muchos les decía: no, no sé leer ni escribir, me daba vergüenza antes”, comparte Laura.
El lunes 26 de febrero de 2024, Laura dio el primer paso hacia la realización de su sueño. A las 19:30 horas ingresó a la escuela para comenzar sus clases, una experiencia que describió como tranquilizadora en lugar de abrumadora. “No empecé con nervios, creí que me iba a poner a llorar porque soy sensible, pero no, además de que el director Darío Gómez, que en su rol de maestro es quien me dicta clases, es muy bueno, así que yo me siento feliz de venir a la escuela”.
Con un firme deseo de aprender y una actitud positiva, Laura sigue avanzando día a día. Aunque su entusiasmo la impulsa a querer avanzar rápidamente, ha aprendido a ser paciente y constante. “Yo quería que fuera rápido, pero el director me dijo que no me apure, en mi familia me dicen lo mismo. Hasta acá vengo firme, además de que vengo todos los días a la escuela”.
Para Laura, esta experiencia es un recordatorio de la importancia de la educación y una oportunidad para inspirar a otros. “¿Qué les diría a los adolescentes y jóvenes? Que no abandonen, que aprovechen. Yo he venido y me siento muy bien, muy tranquila. Si ellos pueden terminar, mucho mejor, porque es muy lindo venir a la escuela”.
La historia de Laura Núñez es un testimonio de perseverancia y esperanza, y su camino hacia la alfabetización es una inspiración para toda la comunidad de General Alvear.
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Fuente: CEBJA 3-068