Malvinas, la hermanita perdida
El 22 de noviembre de 2.000 se sancionó la Ley N° 25.070 que declaró el 2 de abril como el «Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas». El fin de la justa conmemoración pretende recordar la transitoria recuperación de un pedazo de patria que nos pertenece y homenajear a nuestros 649 soldados caídos en combate y a los 1.068 heridos, cuyo promedio de edad era entre 18 y 20 años, tras 74 días de conflicto y 33 enfrentamientos, hasta que los Generales Jeremy Moore (comandante inglés) y Mario Benjamín Menéndez (Gobernador militar de las islas), establecieron el alto al fuego y la consiguiente rendición argentina el 14 de junio.
Hay un poeta argentino, Don Atahualpa Yupanqui, que previo al conflicto de 1982 resignificó el sentimiento que forma parte del ser nacional sobre el tema Malvinas. Junto a Ariel Ramírez compusieron “Hermanita Perdida” (1980). Su última estrofa sintetiza aquel sentir histórico y cultural que implicaba Malvinas históricamente previo al conflicto armado.
«Malvinas, tierra cautiva,
de un rubio tiempo pirata.
Patagonia te suspira.
Toda la Pampa te llama.
Seguirán las mil banderas
del mar, azules y blancas,
pero queremos ver una
sobre tus piedras, clavada.
Para llenarte de criollos.
Para curtirte la cara
hasta que logres el gesto
tradicional de la Patria».
Malvinas, la deuda pendiente
En siete puntos sustentados en iguales números de notas u actores pretendemos recorrer los trágicos días de aquella herida abierta. Partimos de una premisa simple: Malvinas nos interroga. Y no deja de ser una cruda y descarnada pregunta en democracia. Ya no solo como un espacio nacional, sino también como un estratégico rincón latinoamericano.
1) La «cuestión Malvinas» actualiza siempre los peores recuerdos de la Argentina contemporánea. ¿Cómo sumarse al reclamo por la soberanía sin quedar pegado al nacionalismo extremo ni a la dictadura que lanzó la aventura bélica de 1982? ¿Cómo revisar críticamente los derechos argentinos sobre las islas sin quedar del lado de la antipatria? «(…) Malvinas incomoda. Malvinas, nos interpela siempre. Esta como pendiente. Y cada vez que el tema reaparece (un aniversario, un reclamo callejero de los ex combatientes, una película, un discurso político, una entrevista) abre un abanico de sentimientos en el que conviven el duelo por los muertos, el sentido común del argentino medio que hizo carne la verdad escolar: “Las Malvinas son argentinas”. Las consignas del nacionalismo exacerbado; el cinismo de los que ya están de vuelta de todo; la vergüenza por haber apoyado en la calle a un gobierno ilegítimo; la pura indiferencia, e incluso, por qué no, el cuestionamiento que se atreve a relativizar los derechos geopolíticos del país sobre el archipiélago». (Extracto de artículo de La Nación – 3 de abril 2012).
2) Leopoldo Fortunato Galtieri, fue un militar argentino que alcanzó la comandancia del Ejército con el rango de Teniente General, llegando a convertirse en el décimo segundo Presidente de facto de la Nación Argentina, designado por el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional. Un sábado 10 de abril, a ocho días del desembarco en Malvinas, el dictador gritaba ante una Plaza de Mayo colmada: «Los estamos esperando… si quieren venir, que vengan».
Por ese tiempo el régimen militar enfrentaba un fuerte descontento social y económico. Entre marzo y abril de 1982 hubo cinco manifestaciones contra el gobierno militar, tres de ellas organizadas por los familiares de los desaparecidos y todas reprimidas duramente. En Mendoza la represión se cobró la vida de José Benedicto Ortíz, un 30 de marzo de 1982. (Vaya paradoja, al momento de terminar este artículo se están cumpliendo 35 años de aquel suceso). La popularidad del gobierno estaba en franco descenso, mientras la inflación crecía y el PBI se reducía en un 11,45%; el régimen militar se desmoronaba y Galtieri comprendió que las Fuerzas Armadas no tenían el suficiente poder para evitar la transición democrática que ya aparecía en el escenario político. La recuperación de las Islas Malvinas fue entonces percibida como un elemento estratégico para recuperar la aceptación popular perdida, basándose en una causa justa y de profundo arraigo nacional.
3) Raúl Porchetto es un pionero del rock nacional. Muy pronto cumplirá 68 años. Es un destacado cantante y compositor nacido en Mercedes (Buenos Aires), y aún con llamativa vigencia, a pesar de haber subido por primera vez a un escenario, allá por finales del ‘60. Entre su extensa discografía hay una canción: «Reina Madre», que hoy todavía, a 34 años de su grabación sigue enmarcando, ineludiblemente, la mayoría de las conmemoraciones alegóricas a la Guerra de Malvinas. Según su propio relato, escribió la letra de la canción en un estado de desesperación y profunda tristeza, mientras escuchaba por radio las últimas noticias del el conflicto armado que atravesábamos con Gran Bretaña en la guerra de Malvinas.
«Tanques, aviones, barcos y municiones. / Madre: estate tranquila, el mundo así camina. / Son del sur de la tierra. / ¿Qué nos podrán hacer?, / somos distintos, somos mejores».
Decía la estrofa, donde ese soldado inglés le escribe a su madre.
«Pero madre, ¿qué está pasando acá? / Son igual a mí y aman este lugar, tan lejos de casa,
que ni el nombre recuerdo. / ¿Por qué estoy luchando? / ¿Por qué estoy matando?».
Replicaba la estrofa siguiente, vislumbrado lo irreparable y absurdo de la guerra.
4) «Los Pichiciegos» es una novela de ficción del escritor argentino Rodolfo Fogwill. Ambientada en la guerra de las Malvinas, la narración principal transcurre a finales de mayo y principios de junio de 1982 y finaliza cuando los británicos ya han desembarcado en las islas y los soldados argentinos son hechos prisioneros y trasladados a la Argentina.
Fogwill escribió la novela en medio del ambiente bélico creado por la guerra, entre el 11 y el 17 de junio de 1982, es decir, que la terminó tres días después del final de la guerra. En los últimos capítulos hay pasajes intercalados que parecen anticipar hechos relativos a la redacción y edición del propio libro. El aporte de Fogwill radica en construir un relato ficcional más ajustado a la realidad que lo que primaba en el imaginario colectivo argentino, mayoritariamente manipulado por el poder de facto y transmitidos por medios de comunicación hegemónicos.
5) Raúl Alfonsín, en octubre de 1983 será electo presidente argentino. Durante el conflicto de Malvinas su solitaria posición advirtiendo sobre lo temerario e imprudente del enfrentamiento lo aislaba de todo el arco político y gremial del momento, mientras la gran mayoría de dirigentes argentinos se sumaban a la euforia promovida por la propaganda oficial y reproducida por todos los medios de prensa nacionales Veinte meses después regresaba la democracia. Alfonsín es Presidente. Pero los diarios en plena guerra sostenían: «Una extensa delegación se trasladó a las islas. Varios dirigentes políticos que integran la Multipartidaria y sindicalistas de la CGT se trasladaron a Puerto Argentino junto con jefes militares, para asistir a la asunción del nuevo Gobernador Militar de las Islas Malvinas, el general Mario Benjamín Menéndez» (Clarín – Abril ‘82).
«La Multipartidaria, argentina reclamará en las Naciones Unidas la soberanía de su país sobre las islas Malvinas, Georgia del Sur y Sandwich del Sur, según un documento que obra en poder del dirigente del Partido Radical Enrique Vanoli, quien en los próximos días se entrevistará en Nueva York con el secretario general de la ONU, el peruano Javier Pérez de Cuéllar. El documento expone que los archipiélagos del Atlántico sur pertenecen al continente americano, bajo jurisdicción soberana de Argentina; que en ellos no deben existir bases militares, y que el Atlántico sur ha de ser declarado zona exenta de armamentos nucleares. La Multipartidaria desea hacer saber “a todas las naciones del mundo que este es un problema de todo el pueblo argentino”». (La Nación –6 de octubre de 1982).
6) Martín Antonio Balza es un retirado militar argentino, veterano de la Guerra de las Malvinas, que se desempeñó como Jefe del Ejército Argentino entre el 4 de noviembre de 1991 y el 10 de diciembre de 1999. Reconoció públicamente los excesos cometidos por algunos militares durante el Proceso en una cruda autocrítica, lo que le valió la expulsión del Círculo Militar y el repudio de sus propios camaradas. Y siempre sostuvo, desde un primer momento, que era imposible ganar la guerra en Malvinas. Fue embajador en Colombia y actualmente ocupa ese cargo en Costa Rica. Acaba de efectuar unas declaraciones donde sostiene que mientras los soldados se enfrentaban en Malvinas, gran parte del pueblo estaba más pendiente de los resultados futbolísticos de Argentina en el mundial de fútbol de 1982, que por la suerte de la guerra.
7) «El Gráfico» es la revista deportiva argentina más reconocida. Su primer número data de mayo de 1919. Es un clásico del mundo futbolero, si bien sus temáticas abordan el amplio abanico de la totalidad de los deportes. En su rubro está considerada entre las más prestigiosas del mundo. En una editorial de mayo de 2014, coincidente con su 96 aniversario editorial, sostenía sobre el debut de Argentina en el Mundial 1982 de España. «El estreno de Argentina en un Mundial es el izamiento simbólico de una bandera. Un acto fundacional. La puerta hacia una aventura colectiva, al margen del resultado en ese debut y de cómo termine el torneo para la Selección. Así recordamos el 2 a 1 a Hungría en 1978, el 3-1 a Corea del Sur en 1986, el 0-1 contra Camerún en 1990, el 2-1 a Nigeria en 1994, el 1-0 a Japón en 1998, el 2-1 a Costa de Marfil en 2006 o los 1-0 a Nigeria en 2002 y 2010: como días felices que pusieron fin a la abstinencia mundialística futbolera. La excepción es el domingo 13 de junio de 1982: Argentina perdió 1-0 contra Bélgica pero ese partido, mirado en perspectiva, es un absurdo que sólo se entiende en el delirio de un país en dictadura. (…) Aquel debut se jugó en simultáneo a los combates finales en las Malvinas. A la misma hora en que la Selección se presentaba en el Camp Nou (Barcelona), la artillería inglesa recuperaba los montes cercanos a Puerto Argentino y avanzaba hacia la capital de las islas. Nuestros soldados retrocedían. El final de la guerra sería cuestión de horas. Al día siguiente, el lunes 14 de junio de 1982, mientras la patria futbolera lamentaba la derrota en España, los militares argentinos firmaron la rendición. Si hubiera sido posible dividir la pantalla de los televisores en dos (como sucede en las definiciones de los campeonatos), en una mitad habríamos visto el comienzo del Mundial y en la otra, la definición de la guerra».
Síntesis
«Malvinas despierta una doble sensibilidad: la guerra y la causa nacional del reclamo por la restitución a la soberanía argentina del archipiélago usurpado por Gran Bretaña. Desde 1982, esas sensibilidades se superponen y eso torna complicado elaborar respuestas sólidas frente a algo incómodo por donde se lo mire, porque Malvinas suena a nuevo y a viejo» (Federico Lorenz – historiador).
Malvinas, va más allá de su lógica y justa causa nacional. Malvinas además condensa la dificultad para pensar políticas de Estado para el largo plazo, nuestra incomodidad para procesar las muertes trágicas colectivas y la inquietante pregunta de hasta qué punto somos una sociedad que puede maltratar a sus jóvenes hasta la muerte. En democracia debemos saldar esas deudas, no solo honrar esas muertes, a pesar que el sinsentido de una guerra se ve confirmado en la cantidad de suicidios de soldados que volvieron de Malvinas, hoy es más alta que los jóvenes que cayeron en combate.