vitiviniculturaLa etapa de la vitivinicultura tradicional 1561/1767

La vitivinicultura argentina tuvo sus orígenes a mediados del siglo XVI, y coincide con los primeros asentamientos españoles. En efecto, las fundaciones de Santiago del Estero (1553) y de Mendoza (1561), abrieron el camino para la introducción de las primeras cepas de vid. Ésta se propagó por Cuyo, el Tucumán y el área rioplatense, hasta consolidarse en los siglos XVII y XVIII. Fue la etapa de la vitivinicultura criolla, con centro principal en Mendoza y mercados de consumo en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, entre otros. Pesadas carretas o bien, tropas de mulas conducidas por los arrieros, se ocupaban de trasladar el vino en odres de cuero o botijas de cerámica protegidas con totora. De esta forma se atravesaban los mil kilómetros de camino entre Cuyo y el Litoral para trasladar el vino.

Este comercio se realizaba entre dos unidades políticas: Mendoza era la capital de la Provincia de Cuyo del Reino de Chile, y sus productos salían de allí para abastecer a la Gobernación de Buenos Aires, que dependía directamente del Virreinato del Perú.

Entre las últimas décadas del siglo XVI y las primeras del XVII surgieron en Mendoza las primeras bodegas y viñedos. Algunas de ellas alcanzaron dimensiones realmente importantes para la época, sobre todo si se tiene en cuenta que en su primer siglo de historia, Mendoza no pasaba de 60 “vecinos”, es decir, jefes de familia. El progreso de Mendoza, desde el punto de vista de la población, fue muy lento en los primeros años de su historia, debido a la aridez del clima y la situación de aislamiento que sufría la capital cuyana. No obstante ello, aún en esas precarias condiciones, los vecinos de la ciudad pusieron rápidamente en marcha la industria vitivinícola, y llegaron a levantar bodegas de grandes dimensiones.

Los viñedos y bodegas de Alonso de Reinoso (siglo XVI), Alonso de Videla, Juan Amaro y Antonio Moyano Cornejo (siglo XVII) son buenos ejemplos.
Alonso de Reinoso llegó a Mendoza poco después de la fundación, procedente de Chile. Durante catorce años vivió en esta ciudad, y realizó un intenso trabajo de fomento de la agricultura y la industria. Plantó una viña e instaló una bodega con capacidad de 5.500 litros de vino.

Otro destacado empresario vitivinícola fue don Alonso de Videla, cuya bodega alcanzó dimensiones notables. En efecto, hacia 1618 su bodega tenía 75.000 litros de vino, pues almacenaba las cosechas del año en curso y de la vendimia anterior, en sus viñedos trabajaban unas 20 personas.

Otro caso interesante es el de don Antonio Moyano Cornejo; representa la segunda generación en la historia de Mendoza. Don Agustín se abrió camino, a través del comercio y las tropas de carretas, hasta constituir una sólida posición. Plantó una viña con 12.000 plantas y una bodega que, sobre el final de su vida (1658), tenía una capacidad de 30.000 litros.

La presencia de estas bodegas en Mendoza es realmente notable para la época. Los documentos hablan de una docena de viñedos durante el siglo XVII y una superficie cultivada de viñas de unas 20 hectáreas aproximadamente.

El proceso de elaboración y comercialización del vino

La elaboración del vino era un arte muy complicado en esa época, dada la precariedad de los medios disponibles. De acuerdo con la arquitecta Liliana Girini, en la bodega colonial “Durante la época colonial, y hasta mediados del siglo XIX, la elaboración era rudimentaria, en reducidas cantidades y tenía carácter doméstico. La bodega era un pequeño recinto relacionado con el ámbito de la vivienda; a menudo una habitación aislada o adosada a ésta; con gruesos muros de adobe y escasas aberturas. Los techos, de escasa pendiente a una o dos aguas, de chañar o algarrobo, cubiertos con caña y torta de barro”.

La elaboración del vino comenzaba con la molienda de la uva en el lagar. Éste era de cuero de vacuno, en estructura de madera. Allí se ponía en marcha un artesanal método de vinificación. Los procesos de vinificación y su equipamiento también eran rudimentarios; la uva se pisaba “a pata” en lagares de cuero de vaca o de buey, suspendidos de gruesos horcones. Una vez obtenido el mosto, se dejaba caer por la cola del animal, que oficiaba de conducto. El mosto y el hollejo eran recogidos en baldes de cuero, provistos de anillas por las que pasaban dos varillones, que permitían transportarlos a la bodega. Una vez allí, el líquido era volcado en grandes botijones de barro cocido, donde se producía la fermentación. Terminada la fermentación se procedía al trasvase del vino nuevo a la vasija de conservación, proceso que se hacía por gravitación propia, al retirarse el tapón de la tinaja de fermentación. En esta operación se interponía un colador, hecho de cuero agujereado, de manera que el chorro de vino, al colarse, dejara la semilla, el hollejo y otras impurezas. Una vez llena la tinaja de conservación con el vino nuevo, se tapaba y se sellaba con cal, yeso o barro, para evitar la entrada de cualquier cuerpo extraño. El vino se dejaba estacionar o añejar hasta el momento de la expedición. Se puede ver que la elaboración del vino era una tarea verdaderamente artesanal, en la cual se debían prestar todos los cuidados del caso.

Rápidamente, los mendocinos comenzaron a producir un excedente para venderlo fuera de la región. Como resultado, se puso tempranamente en marcha el proceso de construir mercados externos. Entre fines del siglo XVI y principio del XVII se produjo la apertura y consolidación de las rutas comerciales hacia las entonces lejanísimas ciudades de la región (Bs. As., Santa Fe, Tucumán). Estas primeras incursiones no tardaron en estabilizarse y formalizarse. Como resultado, en 1618 se registró la primera autorización de entrada a Buenos Aires de vinos y aguardientes de Mendoza. Poco después, en 1624, el comercio del vino mendocino se extendió hasta la gobernación del Paraguay. Promediando el siglo XVIII el comercio exterior de Mendoza alcanzaba un ritmo de 90 carretas anuales (20 iban a Santa Fe y 60 a Buenos Aires). A esta altura, Mendoza ya era un sólido emporio vitivinícola regional.

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" target="_blank" rel="noopener">La vitivinicultura en Mendoza. Primera parte

La vitivinicultura incipiente y sus dificultades. Los primeros viticultores en Mendoza. Antiguas técnicas de fabricación y transporte del vino. Etapa de transición: de la industria tradicional a la industria moderna.

" target="_blank" rel="noopener">La vitivinicultura en Mendoza. Segunda parte

El impacto de la vitivinicultura producido por el ferrocarril y los inmigrantes. La agricultura moderna y la crisis (siglos XIX y XX). La fiesta de la vendimia y su rol social y cultural en la sociedad mendocina. Actualidad de la vitivinicultura.

 Los presentes textos son un extracto de:– “Mendoza a través de su historia”, Roig, Arturo; Lacoste, Pablo y Satlari, María Cristina, compiladores. Mendoza, 2004, Caviar Blue.– “Mendoza: Economía y Cultura”, Roig, Arturo; Lacoste, Pablo y Satlari, María Cristina, Compiladores.  Mendoza, 2004, Caviar Blue.Copyright Editorial Caviar Blue
Fuente: Mendoza. Crónica de nuestra identidad. (2004).
Dirección General de Escuelas.
Entidad responsable de la publicación: Universidad Nacional de Cuyo. Centro de Información y Comunicación.

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La cultura de la vid y el vino. La Vitivinicultura hace Escuela.

cultura vid

Capítulo I: Historia de la vid y el vino. Desde los orígenes hasta nuestros días.

Capítulo II: Argentina vitivinícola. Un mosaico geográfico.

Capítulo III :Factores económicas de la industria

Capítulo IV: La vid. Noble y Milenaria.

Capítulo V: El vino. Jugo Divino.

Capítulo VI: Otros destinos de la uva. Fruta generosa.

Capítulo VII:  La cultura del vino. Un brindis inspirador.

Capítulo VIII: Placentero y natural. El mundo de los sentidos.

Capítulo IX Placentero y natural. El mundo de los sentidos. Degustación. Variedades.

Anexos

ANEXO I: Estrategias para el aula

ANEXO II: La Enoteca

ANEXO III: La promoción del vino

Fuente: Fondo Vitivinícola Mendoza


Circuitos productivos regionales: zonas vitivinícolas. Secuencia didáctica

circuitos productivos


Mapa del vino argentino

Los vinos que bebemos en el país se produjeron en distintas regiones vitivinícolas y son de diferentes varietales. Para conocer el lugar exacto donde se producen los tintos y blancos de los que habla el mundo, la UNCuyo elaboró el primer mapa georreferenciado del vino argentino.

La industria vitivinícola

Imágenes del cultivo y procesamiento de la vid para la producción de vinos, acompañadas por breves textos explicativos.