Se desarrolló en Villa La Angostura, Neuquén, la instancia nacional de la XX Olimpíada Argentina de Filosofía/UBA. Mendoza estuvo presente en dicha instancia y fue representada por 5 estudiantes y dos profesoras de filosofía: Landaburo Paloma; Soto Paloma; Valenzuela M. Josefina; Rodriguez. B. Santiago; Britos Julieta y las profesoras Alejandra Olaiz y Yanina Gonzalez.
La alumna del ISEP, Paloma Landaburo obtuvo el primer puesto en el encuentro nacional y a mediados del 2017 representará al país en Holanda en la International Philosophy Olympiad (IPO).
La Olimpíada Argentina de Filosofía es una propuesta de la Secretaria de Educación Media de la Universidad de Buenos Aires, miembro oficial de la Olimpíada Internacional de Filosofía y está auspiciada por la UNESCO. El director ejecutivo es el filósofo argentino Marcelo Lobosco y hace 20 que se desarrolla en todo el país, desde la Quiaca a Tierra del Fuego. Desde el aspecto pedagógico esta olimpíada pretende que los alumnos desarrollen las destrezas cognitivas necesarias para realizar una correcta argumentación; y que puedan articular el pensamiento lógico, reflexivo y crítico.
Desde el punto de vista filosófico, su lema es que los estudiantes de las escuelas secundarias del país “se atrevan a pensar por sí mismos y cuestionar los órdenes existentes”.
Todas las escuelas y colegios del país pueden participar, sobre todo los bachilleres cuya modalidad tienen en su currículum materias filosóficas. Este año en las escuelas y colegios de Mendoza se inscribieron alrededor de 150 alumnos de Godoy Cruz, Capital, Guaymallén, Luján, Junín, San Rafael, Las Heras.
Cada año la Olimpíada propone un núcleo problematizador a partir del cual invita a los jóvenes a filosofar. Esta edición N° XX tuvo como núcleo temático el tópico: “Traducción, Inmigración y geopolítica: ¿Es posible un nosotros hospitalario?”
El tema podía ser abordado desde 3 ejes o perspectivas, desde lo ético, lo político, o lo antropológico. Los participantes optaron por uno de los 3 y desde mediados de abril comenzaron las lecturas y debates de textos filosóficos. Incentivados por sus profesores y profesoras de filosofía, y en talleres de lectura, en horarios extra clase, se fueron apropiando de categorías teóricas para pensar y posicionarse ante el tópico central. Tanto en la instancia escolar como en la jurisdiccional el examen fue una propuesta para analizar e interpretar un texto filosófico y un espacio para argumentar ideas propias, es decir para filosofar.