Grupo de puesteras de entre 42 y 85 años que rescatan con sus guitarras y voces, cuecas y tonadas.Música en contexto. Fiestas y tradiciones. La música de la gente, con la gente.
MUJERES CANTORAS DE MALARGÜE, UNA TRADICIÓN EN EXTINCIÓN
Es una comprobación de un estudio realizado por Diego Bosquet, etnomusicólogo, investigador de la UNCUyo.
Estas mujeres cantoras son de Ranquil Norte, ubicado a unos 200 km de la Ciudad de Malargüe, con proximidad a Neuquén y Chile, zona de montañas y de puesteros que se dedican a la producción caprina. Pertenecen a una tradición, cada lugar le da su impronta, adquiere características propias.
¿CÓMO SE TRANSMITÍA ESTA TRADICIÓN?
De madres a hijas se transmitía y se cantaba en las fiestas (para homenajear o venerar a su santo, carreras de caballos, celebraciones familiares,…). Llama la atención que hace 50 años aproximadamente, cantaban solamente las mujeres, después comienzan a cantar los hombres y estos hacen más la cueca con mayor influencia de Chile o de México con las chamarras que aquí se parecen a las rancheras.
¿QUÉ TIPO DE MÚSICA HACEN?
Hacen tonadas, cuecas, canciones que no son chilenas ni cuyanas, es decir están en el medio. Las cuecas que hacen los hombres era muy interesante. Se dice que ellos hacen folclore cuyano, porque hacen una cueca malargüina. Pero es diferente, una mezcla de cuecas chilenas y neuquinas. Al empezar a estudiarlas uno se da cuenta que las diferencias son mínimas. Pero la de las cantoras tiene más que ver con la chilena que con la cuyana, en la tonada pasa lo mismo: la canción es muy parecida a la tonada con ritmo de cueca. Es lo que en Chile se llama tonada canción o tonada con estribillo. Ese es el único género cantado por ellas. Se acompañan únicamente con guitarra interpretada por ella misma. En cuecas y estribillos hay un tañador generalmente de sexo masculino que percute al ritmo de la canción en la caja de la guitarra que está utilizando la cantora, ocasionalmente puede ser una mujer que lo haga solo en calidad de “ayudadora”.
¿De qué hablan las letras? |
Mi vida, quien te pudiera decir lo que mi corazón siente Con los ojos del alma te estoy mirandoy con los de la cara, disimulando….
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¿A QUÉ EDAD APRENDÍAN A CANTAR?
Ellas aprendían a cantar cuando eran niñas o adolescentes y ahora no existen. Las que lo hacen cantan mexicano o cumbias y lo curioso es que los hombres cantores tienen menos de 40 años. Ellos han ido desplazando a las cantoras, eso lo he corroborado en diferentes entrevistas donde la actitud de los folcloristas mendocinos es que lo tradicional y folclórico es la tonada, gato, cueca y lo que no se puede catalogar de esa manera no es auténtico.
¿POR QUÉ ESTÁ EN EXTINCIÓN?
“De alguna manera se cortó” esa transmisión, dice Bosquet en sus producciones.
En la investigación de campo que él hizo, en las reflexiones y relatos de la cantoras de Ranquil Norte en diálogo con el Chango Spasiuk surge la humildad o la actitud vergonzosa ante su propio canto, pero ellas deciden si cantan o no.
También tienen sus cuidados o “exigencias” no cualquiera puede hacerles el tañido, que es hacer la percusión en la misma guitarra donde ellas tocan, porque puede “turbarlas” si no lo hacen bien.
Las jóvenes no están siguiendo la tradición y la propia desvalorización hace que esta – una de las tantas riquezas y diversidad de la música de Mendoza- se pierda. Pero traslucen su orgullo cuando dicen “siempre se espera el canto de las mujeres en las fiestas”.
UNA MIRADA ESPERANZADA
En cada trabajo de campo, en terreno, investigador e “investigado” se nutren. Algo se modifica. Estas mujeres cantoras tuvieron la compañía de “gente de ciudad” que fueron a verlas, a escucharlas, a compartir un pedacito de la intimidad de su música. También el Chango Spasiuk llevó su escucha y su música. “Sabés tocar, tocás bien” dijo con picardía una de ellas.
Bosquet, en su afán para que esta música no se pierda, apuró los registros. Se grabó un disco con las voces de las cantoras, estas tan especiales que pueden decidir no cantar por un año o más si están de duelo o por otra callada razón.
Diego Bosquet, etnomusicólogo y director de coros, realizó una importante investigación sobre un grupo de mujeres cantoras de Malargüe, un grupo de puesteras de entre 42 y 85 años, que rescatan con sus guitarras y voces cuecas y tonadas, alguna de ellas con letras perteneciente al siglo XIV. Siempre acompañadas por un tañador para percutir las cuecas en la caja de la guitarra. El trabajo culminó en un disco “Las cantoras de Malargüe” Música tradicional del sur de Mendoza. La Unesco las incluyó en el programa “La voz de los sin voz” dedicado a promover y preservar todas las expresiones que forman parte del patrimonio cultural tradicional latinoamericano. |
“El objeto de la investigación no es propiamente la música, sino la música con la gente, porque la gente hace música“
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