El objetivo fue analizar, en el lugar, diferentes problemáticas propias del contexto de la modalidad albergue, entre ellas el transporte de docentes en las escuelas que por su geografía y distancia son de difícil acceso.
La coordinadora de Educación Rural de la DGE, Lorena Caperon, la subdirectora de Educación Secundaria Orientada, Claudia Ferrari, y la supervisora de la Sección 12 de dicho nivel, Gabriela Bartolucci, se reunieron en la sede de San Rafael a fin de analizar distintas problemáticas de la modalidad que requieren el trabajo conjunto.
Posteriormente, durante todo el fin de semana el equipo de la modalidad Rural recorrió un extenso territorio para visitar y atender las necesidades más urgentes de las escuelas Nº 8-705 de Carapacho, la Nº 8-511 Peregrina Cantos de Bardas Blancas, situadas a más de 100 km de la ciudad de Malargüe por caminos pedregosos. Por último, se juntaron con directivos, docentes y alumnos de la escuela Nº 8-597 Scalabrini Ortiz, de El Sosneado, situada a más de 70 km de la ciudad de San Rafael.
“La visita al sur de la provincia, nos permitió generar encuentros y diálogos con directivos, docentes, celadores, como así también profundizar sobre los proyectos institucionales”, destacó Caperon, quien remarcó que “esta modalidad tiene características propias y cada una de ellas tienen proyectos institucionales muy interesantes como así también sus problemáticas específicas”. “A su vez, pudimos entregar material bibliográfico y de ejemplares de Klofky y CITIAM”, puntualizó la coordinadora de ruralidad.
Por último, destacó la labor que período a período, realizan directivos, docentes y celadores, que salvando distancias, dificultades propias del contexto, reciben a niños y niñas, “En esta albergada contó con el 98% de asistencia escolar, lo que demuestra además el compromiso y así acompañamiento de las familias y comunidad a la institución educativa. Y queremos remarcar que desde la Coordinación de Educación Rural y equipo de DGE, agradecemos enormemente el cálido recibimiento”, expresó Caperon.
Por su parte, la directora de la escuela Nº 8-511 Peregrina Cantos de Bardas Blancas, Amalia Carina Meli, definió que la labor en este tipo de establecimientos es al 100 por ciento. “Los niños desde el momento que ingresan siempre se trata de ayudarlos, de estar dispuestos a todo lo que ellos necesiten y ser la segunda mamá y contemplar las necesidades que ellos tengan tanto pedagógicos como personales y estar en todo momento porque estamos, convivimos los 15 días las 24 horas, entonces si están enfermos se los lleva al médico si lo que necesiten estamos a la orden del día docentes, directivos, celadores”, sostuvo Meli.
A su vez, enfatizó el apoyo de las mamás y papás de sus alumnos: “en el caso de acá, el paraje de Bardas siempre están atentos a un llamado, está el grupo de WhatsApp, donde se les informa las distintas actividades o de forma personal, siempre están ellos yendo y viniendo”.
“Con respecto a los chicos albergados estamos viendo a los papás en los puestos cuando va la docente de turno, ellas son las que se encargan de transmitirles, hay un cuadernito de recorrido en el cual les leen o les dejan por escrito todas las actividades que se van a realizar durante este periodo de albergada por ejemplo los actos que tenemos, los eventos, esto del cine en familia y se les informa a los papás para el que quiera concurrir lo pueda hacer”, concluyó.
Para Lito, alumno de sexto grado de la escuela de Carapacho, estar en su escuela es muy importante, porque no solo disfruta de sus compañeros sino de aprender lengua y matemáticas y de las artes visuales. “Tengo 11 años y vengo desde la sala de cuatro. Cuando estoy en la albergada disfruto mucho la escuela, juego al futbol y charlo con mis amigos, cuando estoy en mi casa salgo al campo, cuido mis cabras y hago trenzas de cuero”, expresó sonriendo.
Mario Cebadera, actualmente es el director de la escuela Nº 8-597 Pedro Scalabrini, de El Sosneado, pero prácticamente toda su vida fue docente de albergue. “Llevo 15 años en el establecimiento y siete años en la dirección, pero empecé apenas me recibí, allá por 2000, y siempre en esta modalidad. Estoy contento por el rol que me toca ocupar en este momento; sin lugar a dudas es una satisfacción muy linda trabajar en este tipo de escuelas por el contacto que uno realiza con los chicos, por la afinidad que con el tiempo uno va logrando y bueno que mejor que estar rodeado de aire puro, un clima bastante agradable”, manifestó.
“La decisión de ser docente de albergue empezó, podríamos decir, como una especie de aventura porque el campo tiene su atractivo, su magia y uno logra un vínculo muy estrecho con los alumnos que en la escuela común no, por alguna cuestión del tiempo que se comparte no se puede lograr. Uno llega a conocer a fondo la familia, a compartir con los chicos que cuentan sus vivencias, sus anécdotas”, concluyó Mario, con la mirada partida en dos, por un lado la del docente y por otro la de padre, de esposo, que sabe muy bien que la decisión de ser docente rural es compartida con toda la familia.
Fuente: Prensa DGE